"CUANDO SUBO UNA MONTAÑA"

Cuando subo una montaña
mis fuerzas van menguando,
mi ritmo cardíaco se acelera,
mi cuerpo ralentiza sus movimientos,
sin embargo, mi corazón, bombea
torrentes de sangre oxigenada,
que hacen despertar mi mente
al placer y la fragancia
del entorno que me abraza.

Cuando subo una montaña
no busco alcanzar la cima,
busco ese salto de agua
deslizándose por la ladera,
busco esa flor oculta
en esa planicie lejana,
busco ese sol radiante
que se esconde tímido
tras un pico despistado,
en definitiva, busco la esencia
de las cosas bellas de la vida.

Cuando subo una montaña
no es un trayecto largo y pesado,
es un cúmulo de momentos inolvidables,
de conversaciones profundas,
de silencios intensos,
de miradas cómplices,
de risas, de llantos, de abrazos, de besos.

Cuando subo una montaña
cada paso que doy
es un paso hacia la libertad,
porque libre es un pájaro cuando vuela.
Y al llegar a la cima mi espíritu se eleva
difuminando mis sentidos
en pequeñas gotas de rocío
que impregnan de brillo el camino recorrido.

ALVARO.