Fotografía de Isidro Roche (Octubre 2015)




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martes, 11 de diciembre de 2012

POSETS 2012. Crónica del intento invernal.




Otra vez en la carretera.
Este fin de semana, por fin, parece que vamos a tener las posibilidades que la meteorología nos concede.
El pasado fin de semana del 20 de Octubre se desencadenó en el Pirineo (en España en general) una climatología muy adversa, con lluvias torrenciales y rachas de viento superiores a los 100 km/h.
Era el fin de semana elegido inicialmente para intentar el ascenso al Posets. Decidimos ni intentarlo, sabia decisión. Lo pasamos al 24 de Noviembre. Momento en el que Juan Carlos podía, gracias a Antonio, conseguir un fin de semana libre para salir.

Al final, circunstancias personales, hacen que ni aun así pueda venir con nosotros. Le echaremos de menos.

Bueno, como habíamos empezado esta crónica, “de nuevo en la carretera”.
 
 
 

23 de Noviembre de 2012.

Son las 16:00 horas, José Luis ya me está esperando en la calle. Llevo ya un rato descansando después de comer, relajando el cuerpo, imaginando el fin de semana que se nos prepara.

Me asomo por la ventana y lo veo allí, apoyado en un coche, sonriente, preparado ya para nuestra nueva aventura.

Saludos, y sus palabras: “¿pero ya sabéis por donde nos vamos a meter? …”. Sonrío. Claro que lo sabemos. Somos muy conscientes (no se si todos) de la dureza de la ascensión que queremos acometer. Hemos elegido la vía más exigente para subir al Posets, la vertiente de Biados.

Todo tiene su explicación, podríamos decir que “no es nada para nosotros”, “que vamos sobradicos”, o como diría Roberto, “esto es una mariconada”…, al final es una cuestión de logística pura y dura. Teníamos previsto haber pasado noche en el refugio de Biados, pero estas fechas está cerrado. A finales de Octubre ya cerró sus puertas hasta la primavera. La decisión entonces, y que mantenemos ahora fue la de dormir en el cuartel general de Ainsa, y madrugando subir hasta las granjas de Biados para iniciar el ascenso.

Calculamos una horita para llegar desde Ainsa hasta el punto de partida, el aparcamiento del refugio de Biados (cálculo equivocado, como nos daríamos cuenta después).

Retomando. Tras charlar un rato con José sobre la vía de ascenso, llega el resto de expedicionarios, Álvaro, Roberto y Juan. Su primera salida de verdad. Estuvo con nosotros en el Moncayo este pasado verano, haciendo una subida integral desde el Campamento Fernando el Católico de la Dehesa del Moncayo (+1300 m.), y está dispuesto a un “bautismo de los 3000” en toda regla, con una invernal al Posets. ¿Un poco arriesgado…? quizá.

Vamos a recoger los crampones que tenemos alquilados en Deportes Ariadna para Juan y para mí. Por cierto, la última vez. Cierto es que son de alquiler, que los utiliza mucha gente, pero se bebe tener un poco de vergüenza a la hora de alquilar material como el que alquila esta gente. Solo por seguridad deberían darse cuenta. Pero en fin, última vez que me ven la cara.

De allí, ya a la carretera, comienza la aventura del Posets 2012. Invernal un tanto exigente para esta fecha del año. Ha estado nevando estos días atrás, y tendremos nieve desde los 2000 metros aproximadamente. Después las temperaturas no han sido muy bajas. No sabemos lo que nos vamos a encontrar, pero allí lo veremos.

Son las 17:30 horas prácticamente cuando ya enfilamos la autovía hacia Huesca, viaje tranquilo, escuchando la selección musical que Roberto nos ha preparado para este viaje.

Sobre las 19:30 horas llegamos a Ainsa. Cuartel general, que esta vez utilizaremos también el día de antes, no solo después de nuestras ascensiones por la zona.

Descargamos lo justo, enciendo la calefacción y vamos a comprar algo de comer para el desayuno de mañana. Leche, pastelería, lo normal.
 
Son las 20:00 horas, nos dirigimos ya hacia nuestro restaurante de cabecera, El Turno, en La Buerda. Quién no lo conozca debería de hacer por conocerlo. Una maravilla, una relación calidad, cantidad y precio inmejorable.

Como el comedor no se abre hasta las 20:30 horas, aprovechamos para echar unas cervezas, y hablar un rato de lo humano y de lo divino…
 

A las 20:30 horas, a cenar, y como siempre muy bien. Juan expectante, le hemos hablado tanto de este restaurante que está esperando comprobarlo, y lo hace, vive Dios.


 
Unos cafecitos, con leche, con spirits, a gusto del consumidor.
 

Volvemos a Ainsa, preparamos algo de comida para el día siguiente, la ropa, las mochilas.

 

Todos a la cama, cada uno ya se hace hueco en su sitio. Cada uno se dirige a su lugar de descanso, sin hablarlo, todos tenemos nuestro hueco interiorizado.

Al final, se nos hace tarde, son las 01:00 horas aproximadamente cuando se apagan todas las luces. Hemos puesto los despertadores a las 04:00 horas, muy pronto para casi todo, muy tarde para casi nada. Felices sueños…

24 de Noviembre de 2012.

Son las 04:00 horas. Los despertadores comienzan a sonar.

Yo apago el mío. Sonará dentro de 5 minutos. ¡Qué sueño, por dios!

Tengo una sensación extraña en el estómago, que ya no dejaré en todo el día.

Poco a poco vamos levantándonos. Sonrisas en las caras al expresar los buenos días, sonrisas todavía dormidas. Son pocas horas para un descanso pleno. Es lo que hay, ahora ya no tiene remedio. Habría que apuntarlo como una “lección aprendida”, pero qué coño, nos pasa siempre. Apuramos mucho por la noche y luego las horas de descanso se nos hacen pocas.
 

Preparamos el desayuno, calentito, dulce, para meter energía y calor al cuerpo, que lo vamos a necesitar. Desayunamos y terminamos de vestirnos. Bajamos al garaje, par terminar de coger y preparar las cosas, nos ponemos las botas y en marcha.
 
 

El camino hasta Biados está previsto que dure una hora más o menos.
Van pasando los kilómetros y los minutos. La oscuridad es total a estas horas, tenemos suerte y la luna arroja un poco de luz. Si no tenemos luna llena, poco le falta. La oscuridad en el cielo deja entrever las estrellas. Es una buena noticia, el cielo está despejado o parcialmente despejado.

El viaje se me hace largo. Yo voy en un constante duermevela, supongo que como mis compañeros, menos Roberto claro, el conduce nuestros sueños ahora…
Intento no dormirme, pero al final cedo. Esos minutos de sueño de más siempre serán bien recibidos por mi cuerpo.

Llegamos a San Juan de Plan, lo atravesamos, llegamos al desvío para tomar la pista que lleva a Biados. Nada menos que 11 kilómetros de pista. No está en muy malas condiciones, pero tiene tramos un poco más complicados, sobre todo para coches de perfil bajo. La monovolumen de Robert va sorteando los baches, aunque en alguno escuchamos como la piel de sus bajos se lamenta del roce.
Llegamos a nuestro destino, el aparcamiento del refugio de Biados. Más tarde de lo esperado.

Nos abrigamos, ropa, gorros, guantes, la temperatura en esos momentos es de 0°C, conforme vayamos andando la sensación térmica mejorará, pero ahora es muy fría.


 
Son las 07:10 horas, 1670 metros. Comienza la ascensión, una hora más tarde de lo previsto. Las frontales nos iluminan el camino. Es curiosa la sensación de andar por la montaña, con una visión de 3 metros por delante y casi nada por los lados, únicamente las luces de las frontales de los compañeros. Es como estar perdiendo parte de las sensaciones. De momento el camino no tiene ninguna dificultad, con lo que las luces de las linternas son suficientes.

Atravesadas las granjas de Biados, encontramos carteles indicativos del camino a seguir. Reflejan la dirección adecuada rumbo al Llardana – Posets.


 

Comienza un descenso, que como siempre cuando se está ascendiendo, parece injustificado. ¿Por qué bajar, si vamos para arriba?. Una senda nos lleva hacia el barranco Cinqueta de Añes cruces, justo a una pasarela que nos permite cruzar el barranco sin ningún problema.

Nada más cruzarlo, una senda de unos pocos metros nos hace alcanzar el camino que barranco arriba nos conducirá en la dirección adecuada hacia la Cabaña del Clot.

Seguimos caminando, con poco desnivel al principio, por una senda ancha que junto al río va ganando altura.

Llega un momento, después de subidas y bajadas de esta ancha senda, que comienza a tirar para arriba, comienza un desnivel mayor, girando hacia la derecha, encaminando su rumbo hacia la Cabaña del Clot.


 

Alcanzamos la cabaña, a 2000 metros de altitud. Está en bastante buen estado. Para hacer una vivac y pasar la noche está bien. Chimenea y zona elevada de madera para dormir. Bastante limpia.

Cuando partimos de la cabaña el sol ya nos está acariciando la piel. Está amaneciendo. La luz del día ya nos acompaña en nuestra aventura.

A partir de aquí comienza el desnivel importante, que ya no podremos dejar en nuestro intento de cumbre. Como ya sabíamos, 1700 metros de desnivel positivo en muy pocos kilómetros de distancia. Y las rampas duras ya comienzan.

Empieza a sobrar la ropa, hay que aliviar un poco los cuerpos, para que el calor que estamos generando por el esfuerzo consiga salir en parte al exterior.

 
Se empiezan a ver ya las primeras imágenes de la ruta a seguir. La leche!

Impresionante de verdad, y cargada de nieve, la ruta que vamos a seguir.
La luz comienza a inundar las montañas, los bosques, toda la naturaleza que nos rodea. En estos momentos empiezo a sentirme privilegiado por poder contemplarlo todo. El paraíso, si existe, tiene que ser algo así…

Seguimos subiendo, subiendo, alcanzamos ya la zona final del bosque, empiezan a verse los claros de árboles cercanos al límite de la vegetación a causa de la altura.




Para mi cambia la perspectiva, ya se puede ver la verdadera magnitud de la ascensión. Que bonito, madre mía.
Como le digo a Juan, solo el estar aquí en este momento, merece la pena.

Juan está pletórico. Disfrutando cada minuto de lo que va viendo y sintiendo. Esta fuerte como un toro.
Paramos un momento, fotos y … como nos daremos cuenta al volver, lugar de nuestro error. Equivocamos el camino. Tomamos dirección hacia arriba de la loma que tenemos por delante, cuanto tendríamos que haberla rodeado, por la senda “bien marcada” que no hemos visto.




Esto nos va a suponer un retraso de casi una hora, además del esfuerzo físico mal empleado.

Subimos directos, al principio por tierra, después por nieve, hasta darnos cuenta de nuestro error. Mayormente el camino que hemos tomado no tiene continuación.  Tenemos que cruzar un barranco y la zona transitable para hacerlo esta unos cuantos metros más abajo.
Mierda!

Al final, no queda otra, descendemos. Retomamos el camino, cruzamos el barranco y encontramos los mojones que nos indican el camino correcto.


 
Remontamos unos metros el camino correcto y paramos a comer un poco. A recargar fuerzas. Algunas de las cuales hemos malgastado hace un rato al confundir el camino.

Almorzamos. Los ánimos están por todo lo alto. La meteorología nos está respetando. El día ha salido bastante bueno. En la vertiente que estamos no pega el sol, pero no hace un frío excesivo. A partir de donde nos encontramos comienza la nieve. Hemos tenido ya un poco, pero ahora viene lo bueno.

 

Tiramos hacia arriba. Vamos avanzando, poco a poco, un paso detrás de otro.
La nieve al principio está en condiciones decentes, pero poco a poco esta más blanda, nos vamos encontrando zonas de nieve polvo que dificultan nuestra progresión.

La nieve caída estos días no se ha fusionado aun con la del manto inferior, con lo que está muy suelta.
Pasamos por una zona preciosa, con cascadas de agua y con unas duchas de nieve que, aunque impresionantes, enfrían un poco el ambiente que nos rodea.

Seguimos avanzando rodeados de un entorno maravilloso.




La nieve hace cada vez más difícil la progresión. Comienza a ser un paso adelante, tres atrás.
Pasa el tiempo luchando, esforzándonos en continuar, pero una mirada al reloj hace saltar la alarma.




Hablo con Juan, es tarde. Son ya las 11:50 horas, y mi altímetro indica una altura de 2500 metros. Eso es una mala noticia. Nos falta la mitad de la ascensión, y esa tarde, son casi las 12:00 horas.
Dejamos que nos alcance Roberto, que había parado un momento a abrigarse. Hablamos con él, le indicamos nuestros recelos y está totalmente de acuerdo. Tenemos que hablarlo todos.

Llamamos a Álvaro por la radio. Anda unos metros más arriba, a la vista, luchando con la nieve.
Le pedimos que pare, que tenemos que hablar. Hay que decidir qué hacemos. Hay que tomar una decisión importante. Esperamos a José Luis, que viene un poco más a la derecha.

Continuar o darnos la vuelta.
Plantemos la situación. Horario, altitud alcanzada, estado de la nieve, climatología (empeorando en la cima).

Y, como no, tomamos la decisión más adecuada. Nos volvemos.
Cuesta tomar esta decisión, pero sopesando todos los condicionantes, es la decisión acertada. Debemos estar orgullosos de ello. Yo lo estoy.





Comienza la segunda parte de la montaña, descenderla.
Bajamos poco a poco, la nieve que nos dificultaba la ascensión, tampoco nos pone fácil su descenso.

Acabamos con nuestro cuerpo sobre su superficie en algunas ocasiones, siempre más de las deseadas.


 
Va pasando el tiempo y vamos perdiendo altura. Como suele pasar comienzas a darte cuenta de todo lo que has subido.






Llegamos al paso del barranco, que por la mañana nos creo ciertos problemas y que nos hizo ralentizar la ascensión.
Dedicamos unos minutos allí para disfrutar de las vistas y tomar unas fotos.



Seguimos bajando, ahora ya vemos cual era el camino correcto, rodeando la elevación que por la mañana ascendimos. Bueno para otra vez, ya lo sabemos…

 

Desaparece la nieve, volvemos a estar cerca del bosque, Juan con buen criterio, nos recuerda que no hemos comido en condiciones.
Después de unas risas, le damos la razón y paramos a comer.




Estamos contentos, a pesar de todo. Solamente estar donde estamos es un privilegio.

Comemos contemplando lo que nos rodea, todavía nos falta un trecho por bajar, pero ahora vamos sobrados de tiempo.

Acabamos reanudamos la marcha. Poco a poco, paso a paso vamos perdiendo metros, hasta llegar de nuevo a Cabaña del Clot, tras un largo periplo por el bosque.

Desde la cabaña, ya poco que contar, de nuevo a la ancha pista que nos llevará tras un rato de subidas y bajadas hasta la pasarela, que tras cruzarla nos deja en las granjas de Biados.




Llegamos al coche, cansado, sin éxito en la ascensión, pero contentos por regresar todos bien y por el día de montaña que hemos pasado.

Nos cambiamos algo de ropa, de calzado y tiramos hacia Ainsa.

El cansancio va haciendo mella en algunos en el viaje de regreso, el sueño nos aborda…
 


Paramos en el Turmo, las cervezas de fin de ascensión nos están esperando. Hay que celebrarlo, estamos todos bien y eso es suficiente por hoy.

 
Volvemos a Ainsa, ducha ropa limpia y un rato de descanso. Después sobre las 21:00 horas volvemos a La Buerda, una buena cena en el Turmo nos está esperando.
Hoy la sobremesa es más relajada, no hay prisa. Incluso nos tomamos una copa en la cafetería.




Después a casa, estamos cansados, a descansar…

 

 25 de Noviembre de 2012.

Son las 10:00 horas. Todos levantados.

Hemos quedado con Pilar en “El Chopo”, para verla.

Almorzaremos allí, ya comida y cuando ella llegue charlaremos un rato. No la vemos desde el pasado mes de Julio, desde nuestro fin de semana del Vignemale.

Este fin de semana trabaja, y tiene una franja de tiempo reducida para llegar desde Monzón, por eso hemos quedado en El Chopo, en vez de repetir en El Turmo.

Almorzamos bien, no como en nuestra casa Turmo, pero bien.

Cuando ella llega, abrazos, besos y una cordial sobremesa, charlando de nuestras vidas, de como discurren por esos caminos tan abruptos que se nos ponen delante.


Sobre las 15:00 horas, nos despedimos, llega el momento de volver a casa con los nuestros. Carretera y manta, de vuelta a la realidad.
Han pasado otro estupendo fin de semana de montaña y amigos. ¿Qué más se puede pedir?.



Quizá el próximo tengamos cima…

 sl2
Isidro+