Se detienen mis pasos
ese pausado y lento caminar,
dibujando un zig-zag de huellas
como si un ser invisible
me siguiera en silencio.
Descubro la soledad del momento
un viento gélido lima mi cara
las nubes se desplazan veloces
ajenas a mi mudo sufrimiento.
Agudizo mis oídos;
el silbido del viento
el crepitar de la nieve bajo mis pies
el sonido de un río oculto en su manto
pero..... nada comparado a su melodía.
Me acompaña desde el inicio
no me deja ni un instante.
En la dureza del camino me anima
en la templanza del descanso me acuna
en la penuria del desaliento me empuja
y en la alegría de la cima me calma.
Trato de descifrar su apoyo incondicional
sin su dulce cantar no conseguiría mi meta
mis amigos van llegando, por fin todos unidos
y al abrazarme con ellos descubro sus latidos
esa música celestial de corazones fundidos.
MARAVILLOSO POEMA... Enhorabuena, poeta Caldereta!!!!. El relato me lleva a mis propias sensaciones en la montaña, pero expresados con una sensibilidad que solo puede venir del alma.
ResponderEliminareste poema expresa la belleza de la percepcion infinita...
ResponderEliminarel Everest en un guijarro,
el bosque en una flor,
la eternidad condensada en el momento presente...
el cielo en un abrazo entre amigos.