Fotografía de Isidro Roche (Octubre 2015)




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domingo, 13 de noviembre de 2011

BACHIMALA 3177 metros 08/10/2011

    
     Faltaban todavía dos semanas para las fiestas del Pilar.
     Tarde de peña en La Bota.
     
     Llegamos y al momento mi vista se va hacia unas hojas de papel que hay en la barra. No sabría decir muy bien por qué, pero después de tantos años, mi cerebro se pone automáticamente alerta cuanto intuye la presencia de un mapa del Pirineo.

     Álvaro ha estado dándole vueltas a la cabeza y nos ha preparado una atractiva posibilidad de salida a la montaña.
     Lo cierto, es que mi primera impresión cuando veo los mapas que ha impreso, es de cierta cautela. Nos está proponiendo hacer otro tresmil. Esta vez se trata del Bachimala, referencia, junto con el Poset del valle de Gistáin.





     Pero bueno, de nuevo se vuelve a ver en los ojos de todos el mismo brillo. ¿Y por qué no?, solo nos queda ahora buscar una fecha que nos venga bien a todos.

     Juan Carlos no ha venido a la peña, pero Begoña nos informa puntualmente de las fechas libres que tiene.
     Le damos varias vueltas a las fechas y lamentablemente no podemos buscar un hueco que nos permita ir a todos en esta salida. Juan Carlos esta vez se quedará en casa.

     Alvaro, Roberto, José Luis y yo vemos como bueno el día 08/10/2011, día del pregón de las fiestas del Pilar. Valoramos la salida y nos planteamos volver a tiempo el sábado para estar de nuevo en la Peña celebrando el cumpleaños de Roberto.

     Al final, el planteamiento será salir el viernes 07/10/2011, para llegar a Viadós para la cena, dormir, subir el pico al día siguiente y volver a Zaragoza. Que fácil es plantearlo todo sobre el papel.

     El lunes hablo con Nacho en el trabajo. Inicialmente, me dice que no puede acompañarnos. Le comento el plan de regresar el sábado y ...... será el quinto jinete.

     Álvaro, reserva en el refugio de Viadós, una noche, cena y desayuno, todo está ya preparado. A esperar que llegue la fecha. Dos semanas parecían poco tiempo.


   
               Detalle de la ruta hacia la cima del BACHIMALA

     VIERNES 07/10/2011

     Ha llegado el día, hoy partimos hay el Pirineo.
 
     Parece que fue ayer, cuando al llegar al Parador Nacional de Monte Perdido, tras el descenso del Astazu, en mi cabeza no cabía otra "paliza montañera" por mucho tiempo. Pero el cerebro humano es alucinante, cuando la parte física deja de recordar el sufrimiento, la parte psicológica solo recuerda lo bueno, las sensaciones agradables. Como me ocurre siempre, al finalizar una salida, estoy saturado de montaña. Lo bueno, que en una semana ya soy capaz de volver a pensar en mi pasión por ella.

     Salimos de Zaragoza en dos grupos. Por una parte Nacho y yo salimos directamente desde el trabajo, a las 15:15 horas, tomando camino hacia Ainsa, parada obligada en el camino, pues tengo allí parte de mi material de montaña. Después pararemos en Laspuña, Nacho tienen allí parte del suyo.
     El otro grupo, con Álvaro, Roberto y José Luis, sale de Zaragoza un poco más tarde sobre las 16:30 horas.
   
     Paro con Nacho en Huesca a echar un "bocadico", hemos picado un poco antes de salir, durante la mañana, pero tenemos hambre.

     Continuamos el camino y ya en Ainsa, tras pasar por casa a recoger el material, nos juntamos con el resto.
     Entramos todos en Laspuña, a casa de Nacho.

     Un rebaño de vacas pirenaicas sale a recibirnos por las calles del pueblo.



     Continuamos con el camino, hacia el valle de Gistáin, hacia San Juan de Plan. Cerca de allí está el desvío en la carretera hacia Gistáin pueblo, que nos llevará hasta el refugio de Viadós.
     Diez kilómetros de pista forestal, que aunque suficientemente decente como para ir con nuestros coches particulares, hace necesaria una conducción relajada y paciente.

    En los últimos kilómetros de pista nos vemos sorprendidos por una fina lluvia, que en algún momento se asemeja más a "aguanieve" que a otra cosa. La climatología se va complicando, el cielo está cerrado y oscurece por momentos. Estamos ya en Octubre y el día es corto, atrás queda el recuerdo de los anocheceres a las 22:00 horas del verano.

     Nos aproximamos al final del camino en coche. Baches como plazas de toros nos dan la bienvenida al aparcamiento improvisado del refugio. Aparcamos, son las 20:00 horas aproximadamente, la noche nos recibe fría y húmeda al bajar de los coches. No perdemos el tiempo, nos estamos mojando, cogemos lo imprescindible para pasar la noche en el refugio y tomamos la senda que conduce a su protección. Cinco minutos de camino bajo la fina lluvia (nieve) y llegamos a Viadós. Nos recibe escondido entre las sombras de la noche, ofreciéndonos su hospitalidad.



     Nos reciben los guardas del refugio, hospitalidad muy apreciada en esos momentos.
     Tomamos posesión de la habitación, preparamos un poco los sacos para dormir después y bajamos al comedor.
     No hay mucha gente en el refugio, dos gurpos de 4 personas además de nosostros.

     Llegado este momento, la cena, momento importante, momento especial para los buenos comedores como nosotros. Estupenda cena, sopa de cocido, menestra y cordero guisado. Todo ello regado con un buen vino del somontano. En dos palabras IM PRESIONANTE.

     Después de la cena, salimos a tomar el aire a la puerta del refugio. Y realmente tomamos el fresco. El frío va creciendo y nieva cada vez más.

     ¿Qué nos vamos a encontrar mañana cuando nos levantemos . . . ?

    SÁBADO  08/10/2011

     Son ya las 07:00 de la mañana.


     Cuando suena el despertador, se produce siempre ese momento de duda, de preguntarte ¿me quedo en la cama?, pero la alternativa que se nos presenta hoy ahí fuera disipa todo tipo de dudas.

     El día se presenta despejado, brillan las estrellas y hace frío. Mucho frío, al bajar hacia el comedor el termómetro externo marca 1º C. Ya no nieva, ni llueve, el día tiene una pinta estupenda. Se escucha el viento y como he contado hace frío, pero ¿qué es eso para unos aguerridos montañeros como nosotros?. El discurrir del día nos irá dando la respuesta a esta incógnita.

     Nuestras caras a esta hora son todo un poema, seguramente faltan todavía unos minutos para despertarnos completamente.







     Fuera del refugio, mientras nosotros le damos cuenta a un buen desayuno (lo de unos huevos fritos hubiera sido el paraíso), el día va despertando.
     Es impresionante ver como la luz va ganando terreno a la oscuridad, mientras los minutos avanzan en nuestros relojes.





      Terminamos el desayuno, el estómago lleno y las ganas de ascender intactas.
      Bajamos de nuevo al aparcamiento del refugio, preparamos el material que vamos a llevarnos. Poca cosa, lo justo, ropa de abrigo y algo de comer. Esta vez no traemos material de nieve, ni crampones y piolets. Todavía no ha nevado copiosamente en le Pirineo, con lo cual no esperábamos encontrarnos problemas con la nieve.

     Cual ha sido nuestra sorpresa al encontrarnos el paisaje con zonas recién nevadas, por las precipitaciones de ayer por la noche. Las vistas preciosas, aparentemente no tendremos problemas.

     Son las 08:30 horas cuando comenzamos la escansión, el sol ya está en el cielo y las primeras rampas van haciendo que el sudor y el calor nos haga darnos cuenta del exceso de rompa que llevamos puesta. Hacia mucho frío al principio, pero no hay mejor abrigo que el ejercicio físico.

     Nos vamos adentrando en el Barranco de los Orieles, por su ladera oeste, conforme ascendemos las vistas del amanecer sobre las granjas de Viadós nos van acompañando.



     Ganos metros, llegando a la cabaña del Sarrau, improvisado refugio de pastores.
     A partir de aquí la vegetación va desapareciendo por completo, hemos superado ya la cota 2000 metros y solo nos van a acompañar ya las hierbas, los arbustos y los matojos.

     Las primeras vistas sobre nuestro objetivo vienen a saludarnos. Impresionante, la nieve a teñido de blanco el macizo del Bachimala, las vistas sobre su cima (Schrader 3177 m.) y sobre su pico hermano, la Punta de Sabre (3136 m) son preciosas.


Continuamos subiendo, nuestro objetivo ahora es llegar al Collado de la Señal de Viados (2528 metros), collado que nos permitirá cruzar hacia el barranco de Bachimala.



     Llegada al collado de la Señal de Viadós, unos metros antes, paradica para reponer fuerzas y disfrutar de la montaña.






     Los últimos metros, antes de cambiar de vertiente nos reciben con el manto de nieve. Nieve virgen y nunca mejor dicho, las primeras nieves de la temporada. Recién caída, polvo, cuatro dedos que no molestan y en cambio le dan un toque a la montaña especial.




     Las pareces norte del barranco de Bachimala nos reciben con fuerte viento, y una acumulación de nieve mayor que la encontrada hasta ahora. Poco a poco vamos remontado los metros que hemos tenido que descender hasta llegar al abrigo de los paredores de la cara oeste del Bachimala y de la Punta de Sabre.







     El viento nos recibe con mucha fuerza, ¿está enfadado con nosotros, o qué?. El día perfecto, sol, ni una nube que nos amenace, pero este viento, creo que nos va a tocar las narices allá arriba.

     Comienza nuestra travesía por la cara oeste del macizo, vamos recorriendo por la cota 2600 metros, el terreno que nos separa de las rampas finales hacia la cima. Ciertamente una aproximación bastante larga.

     La idea inicial era haber subido primero la Punta de Sabre y después cresteando hasta el Bachimala. Pero el viento nos ha hecho replantear el itinerario. Hoy no es día de cresteos. En otra ocasión.





     Poco a poco nos vamos aproximando a las lomas, de cierta inclinación que nos llevarán hasta la cima, pasaremos de los 2700 metros, aproximadamente hasta los 3177 metros de la cima.

     El camino va ganando altura e inclinación, vamos elevándonos sobre estás laderas que en invierno deben estar cargadas de nieve. Vistas sobre los ibones de Bachimala y sobre infinidad de picos que nos rodean.





     Estas últimas rampas, hacen que nos vayamos separando, estirándonos como el pelotón de una vuelta ciclista al llegar a la montaña.

     Roberto, Alvaro y Nacho en la cabeza, fuertes como toros, luchando contra las rachas de viento que hacen que Roberto disfrute de la sensación de volar, aunque solo por unos segundos, libre como los pájaros. Por suerte el aterrizaje es limpio y sin percances. La pierna biónica no se resiente de la experiencia.
     Detrás, más despacito, José Luis y yo. En las últimas rampas el viento me está haciendo sufrir más de lo que esperaba, voy al límite. Aunque psicológicamente estoy muy fuerte, yo mismo me asombro, y me obligo a  ir dando pasos uno detrás del otro, a no bajar el número de pasos que doy entre paradas para recuperar el aliento. El viento también me tira al suelo. ¡Coño! Ha tirado al suelo 80 Kilos sin despeinarse. Sin problema, no hay heridas de guerra.

     Al final, vamos llegando a la cima. Sobre las 13:00 horas llegan los primeros, casi cinco horas después.
     Alvaro, Roberto y Nacho




     Entre 15 y 30 minutos después llegamos el resto. Ya estamos todos arriba.

     Explosión de sentimientos. Ha caído otro pico y de momento estamos todos bien.


   


     En la cima, poco tiempo de permanencia, lo justo para los abrazos de reconocimiento entre amigos, algo de comer ligero y las fotos de cima, por supuesto con el banderín de la Peña La Bota.

     Comenzamos el descenso, poco tiempo para saborear esta parte del éxito, cuando lleguemos abajo, podremos disfrutar del éxito completo.






      Ahora comienza otra de las fases, ya hemos llegado arriba, pero en este momento hay que concentrarse en volver abajo.



     El viento continúa molestando, pero cuesta abajo parece que ya no sea lo mismo. La concentración extrema, no queremos sentir la sensación de volar como ha hecho Roberto.


 +
     Imágenes expectaculares durante el descenso, nuestro compañero impasible, el Poset. Nos ha estado observando durante todo el día, acunando entre sus brazos a su pequeño glaciar.

     El problema es que su glaciar se muere, día a día va disminuyendo hasta desaparecer.



     Cuando llegamos de nuevo al refugio, todas las sensaciones ya pueden explotar. La ascensión ahora sí ha finalizado. Estamos de nuevo abajo, a salvo.

     Momentos para recordar el día, para repasar cada detalle, cada sensación, para descansar para disfrutar. Para darle vacaciones por un tiempo a nuestra capacidad de sufrimiento, nuestro gran aliado.

     Y todo ello, por supuesto junto a "nuestra rubia con espuma en la boca". Agradecimientos a Ambar (La Zaragozana), compañera inseparable.




       Después el regreso a Zaragoza. Un pinchazo en Escalona, un momento para ver a Pilar y charlar con ella, recordando buenos momentos en la montaña. Tres horas de coche . . . nuestra casa.

     Salu2
     Isidro

1 comentario:

  1. Como dice mi admirado Joaquín Sabina;
    "Se me pone la carne de gallina en el corazón".

    Te has pegado buena currada Isidro, no podrias haberlo descrito mejor.

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