Una segunda juventud. Una segunda oportunidad para seguir disfrutando de una de las cosas que más nos llena en la vida, la montaña. (año VI)
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miércoles, 19 de diciembre de 2012
martes, 11 de diciembre de 2012
POSETS 2012. Crónica del intento invernal.
Otra vez en la carretera.
Este fin de semana, por fin, parece que vamos a tener las
posibilidades que la meteorología nos concede.
El pasado fin de semana del 20 de Octubre se desencadenó en
el Pirineo (en España en general) una climatología muy adversa, con lluvias
torrenciales y rachas de viento superiores a los 100 km/h.
Era el fin de semana elegido inicialmente para intentar el
ascenso al Posets. Decidimos ni intentarlo, sabia decisión. Lo pasamos al 24 de
Noviembre. Momento en el que Juan Carlos podía, gracias a Antonio, conseguir un
fin de semana libre para salir.
Al final, circunstancias personales, hacen que ni aun así
pueda venir con nosotros. Le echaremos de menos.
Bueno, como habíamos empezado esta crónica, “de nuevo en la
carretera”.
23 de Noviembre de 2012.
Son las 16:00 horas, José Luis ya me está esperando en la
calle. Llevo ya un rato descansando después de comer, relajando el cuerpo,
imaginando el fin de semana que se nos prepara.
Me asomo por la ventana y lo veo allí, apoyado en un coche,
sonriente, preparado ya para nuestra nueva aventura.
Saludos, y sus palabras: “¿pero ya sabéis por donde nos
vamos a meter? …”. Sonrío. Claro que lo sabemos. Somos muy conscientes (no se
si todos) de la dureza de la ascensión que queremos acometer. Hemos elegido la
vía más exigente para subir al Posets, la vertiente de Biados.
Todo tiene su explicación, podríamos decir que “no es nada
para nosotros”, “que vamos sobradicos”, o como diría Roberto, “esto es una
mariconada”…, al final es una cuestión de logística pura y dura. Teníamos
previsto haber pasado noche en el refugio de Biados, pero estas fechas está
cerrado. A finales de Octubre ya cerró sus puertas hasta la primavera. La
decisión entonces, y que mantenemos ahora fue la de dormir en el cuartel general
de Ainsa, y madrugando subir hasta las granjas de Biados para iniciar el
ascenso.
Calculamos una horita para llegar desde Ainsa hasta el punto
de partida, el aparcamiento del refugio de Biados (cálculo equivocado, como nos
daríamos cuenta después).
Retomando. Tras charlar un rato con José sobre la vía de
ascenso, llega el resto de expedicionarios, Álvaro, Roberto y Juan. Su primera
salida de verdad. Estuvo con nosotros en el Moncayo este pasado verano,
haciendo una subida integral desde el Campamento Fernando el Católico de la
Dehesa del Moncayo (+1300 m.), y está dispuesto a un “bautismo de los 3000” en
toda regla, con una invernal al Posets. ¿Un poco arriesgado…? quizá.
Vamos a recoger los crampones que tenemos alquilados en
Deportes Ariadna para Juan y para mí. Por cierto, la última vez. Cierto es que
son de alquiler, que los utiliza mucha gente, pero se bebe tener un poco de
vergüenza a la hora de alquilar material como el que alquila esta gente. Solo
por seguridad deberían darse cuenta. Pero en fin, última vez que me ven la cara.
De allí, ya a la carretera, comienza la aventura del Posets
2012. Invernal un tanto exigente para esta fecha del año. Ha estado nevando
estos días atrás, y tendremos nieve desde los 2000 metros aproximadamente.
Después las temperaturas no han sido muy bajas. No sabemos lo que nos vamos a
encontrar, pero allí lo veremos.
Son las 17:30 horas prácticamente cuando ya enfilamos la
autovía hacia Huesca, viaje tranquilo, escuchando la selección musical que
Roberto nos ha preparado para este viaje.
Sobre las 19:30 horas llegamos a Ainsa. Cuartel general, que
esta vez utilizaremos también el día de antes, no solo después de nuestras
ascensiones por la zona.
Descargamos lo justo, enciendo la calefacción y vamos a
comprar algo de comer para el desayuno de mañana. Leche, pastelería, lo normal.
Son las 20:00 horas, nos dirigimos ya hacia nuestro
restaurante de cabecera, El Turno, en La Buerda. Quién no lo conozca debería de
hacer por conocerlo. Una maravilla, una relación calidad, cantidad y precio
inmejorable.
Como el comedor no se abre hasta las 20:30 horas,
aprovechamos para echar unas cervezas, y hablar un rato de lo humano y de lo
divino…
A las 20:30 horas, a cenar, y como siempre muy bien. Juan
expectante, le hemos hablado tanto de este restaurante que está esperando
comprobarlo, y lo hace, vive Dios.
Unos cafecitos, con leche, con spirits, a gusto del
consumidor.
Volvemos a Ainsa, preparamos algo de comida para el día
siguiente, la ropa, las mochilas.
Todos a la cama, cada uno ya se hace hueco en su sitio. Cada
uno se dirige a su lugar de descanso, sin hablarlo, todos tenemos nuestro hueco
interiorizado.
Al final, se nos hace tarde, son las 01:00 horas
aproximadamente cuando se apagan todas las luces. Hemos puesto los
despertadores a las 04:00 horas, muy pronto para casi todo, muy tarde para casi
nada. Felices sueños…
24 de Noviembre de 2012.
Son las 04:00 horas. Los despertadores comienzan a sonar.
Yo apago el mío. Sonará dentro de 5 minutos. ¡Qué sueño, por
dios!
Tengo una sensación extraña en el estómago, que ya no dejaré
en todo el día.
Poco a poco vamos levantándonos. Sonrisas en las caras al
expresar los buenos días, sonrisas todavía dormidas. Son pocas horas para un
descanso pleno. Es lo que hay, ahora ya no tiene remedio. Habría que apuntarlo
como una “lección aprendida”, pero qué coño, nos pasa siempre. Apuramos mucho
por la noche y luego las horas de descanso se nos hacen pocas.
Preparamos el desayuno, calentito, dulce, para meter energía
y calor al cuerpo, que lo vamos a necesitar. Desayunamos y terminamos de
vestirnos. Bajamos al garaje, par terminar de coger y preparar las cosas, nos
ponemos las botas y en marcha.
El camino hasta Biados está previsto que dure una hora más o
menos.
Van pasando los kilómetros y los minutos. La oscuridad es
total a estas horas, tenemos suerte y la luna arroja un poco de luz. Si no
tenemos luna llena, poco le falta. La oscuridad en el cielo deja entrever las
estrellas. Es una buena noticia, el cielo está despejado o parcialmente despejado.
El viaje se me hace largo. Yo voy en un constante
duermevela, supongo que como mis compañeros, menos Roberto claro, el conduce
nuestros sueños ahora…
Intento no dormirme, pero al final cedo. Esos minutos de
sueño de más siempre serán bien recibidos por mi cuerpo.
Llegamos a San Juan de Plan, lo atravesamos, llegamos al
desvío para tomar la pista que lleva a Biados. Nada menos que 11 kilómetros de
pista. No está en muy malas condiciones, pero tiene tramos un poco más
complicados, sobre todo para coches de perfil bajo. La monovolumen de Robert va
sorteando los baches, aunque en alguno escuchamos como la piel de sus bajos se
lamenta del roce.
Llegamos a nuestro destino, el aparcamiento del refugio de
Biados. Más tarde de lo esperado.
Nos abrigamos, ropa, gorros, guantes, la temperatura en esos
momentos es de 0°C, conforme vayamos andando la sensación térmica mejorará,
pero ahora es muy fría.
Son las 07:10 horas, 1670 metros. Comienza la ascensión, una
hora más tarde de lo previsto. Las frontales nos iluminan el camino. Es curiosa
la sensación de andar por la montaña, con una visión de 3 metros por delante y
casi nada por los lados, únicamente las luces de las frontales de los
compañeros. Es como estar perdiendo parte de las sensaciones. De momento el
camino no tiene ninguna dificultad, con lo que las luces de las linternas son
suficientes.
Atravesadas las granjas de Biados, encontramos carteles
indicativos del camino a seguir. Reflejan la dirección adecuada rumbo al
Llardana – Posets.
Comienza un descenso, que como siempre cuando se está
ascendiendo, parece injustificado. ¿Por qué bajar, si vamos para arriba?. Una
senda nos lleva hacia el barranco Cinqueta de Añes cruces, justo a una pasarela
que nos permite cruzar el barranco sin ningún problema.
Nada más cruzarlo, una senda de unos pocos metros nos hace
alcanzar el camino que barranco arriba nos conducirá en la dirección adecuada
hacia la Cabaña del Clot.
Seguimos caminando, con poco desnivel al principio, por una
senda ancha que junto al río va ganando altura.
Llega un momento, después de subidas y bajadas de esta ancha
senda, que comienza a tirar para arriba, comienza un desnivel mayor, girando
hacia la derecha, encaminando su rumbo hacia la Cabaña del Clot.
Alcanzamos la cabaña, a 2000 metros de altitud. Está en
bastante buen estado. Para hacer una vivac y pasar la noche está bien. Chimenea
y zona elevada de madera para dormir. Bastante limpia.
Cuando partimos de la cabaña el sol ya nos está acariciando
la piel. Está amaneciendo. La luz del día ya nos acompaña en nuestra aventura.
A partir de aquí comienza el desnivel importante, que ya no
podremos dejar en nuestro intento de cumbre. Como ya sabíamos, 1700 metros de
desnivel positivo en muy pocos kilómetros de distancia. Y las rampas duras ya
comienzan.
Empieza a sobrar la ropa, hay que aliviar un poco los
cuerpos, para que el calor que estamos generando por el esfuerzo consiga salir
en parte al exterior.
Se empiezan a ver ya las primeras imágenes de la ruta a
seguir. La leche!
Impresionante de verdad, y cargada de nieve, la ruta que
vamos a seguir.
La luz comienza a inundar las montañas, los bosques, toda la
naturaleza que nos rodea. En estos momentos empiezo a sentirme privilegiado por
poder contemplarlo todo. El paraíso, si existe, tiene que ser algo así…
Seguimos subiendo, subiendo, alcanzamos ya la zona final del
bosque, empiezan a verse los claros de árboles cercanos al límite de la
vegetación a causa de la altura.
Para mi cambia la perspectiva, ya se puede ver la verdadera
magnitud de la ascensión. Que bonito, madre mía.
Como le digo a Juan, solo el estar aquí en este momento,
merece la pena.
Juan está pletórico. Disfrutando cada minuto de lo que va
viendo y sintiendo. Esta fuerte como un toro.
Paramos un momento, fotos y … como nos daremos cuenta al
volver, lugar de nuestro error. Equivocamos el camino. Tomamos dirección hacia
arriba de la loma que tenemos por delante, cuanto tendríamos que haberla
rodeado, por la senda “bien marcada” que no hemos visto.
Esto nos va a suponer un retraso de casi una hora, además
del esfuerzo físico mal empleado.
Subimos directos, al principio por tierra, después por
nieve, hasta darnos cuenta de nuestro error. Mayormente el camino que hemos
tomado no tiene continuación. Tenemos
que cruzar un barranco y la zona transitable para hacerlo esta unos cuantos
metros más abajo.
Mierda!
Al final, no queda otra, descendemos. Retomamos el camino,
cruzamos el barranco y encontramos los mojones que nos indican el camino
correcto.
Remontamos unos metros el camino correcto y paramos a comer
un poco. A recargar fuerzas. Algunas de las cuales hemos malgastado hace un
rato al confundir el camino.Almorzamos. Los ánimos están por todo lo alto. La meteorología nos está respetando. El día ha salido bastante bueno. En la vertiente que estamos no pega el sol, pero no hace un frío excesivo. A partir de donde nos encontramos comienza la nieve. Hemos tenido ya un poco, pero ahora viene lo bueno.
Tiramos hacia arriba. Vamos avanzando, poco a poco, un paso
detrás de otro.
La nieve al principio está en condiciones decentes, pero
poco a poco esta más blanda, nos vamos encontrando zonas de nieve polvo que
dificultan nuestra progresión.
La nieve caída estos días no se ha fusionado aun con la del
manto inferior, con lo que está muy suelta.
Pasamos por una zona preciosa, con cascadas de agua y con
unas duchas de nieve que, aunque impresionantes, enfrían un poco el ambiente
que nos rodea.
Seguimos avanzando rodeados de un entorno maravilloso.
La nieve hace cada vez más difícil la progresión. Comienza a
ser un paso adelante, tres atrás.
Pasa el tiempo luchando, esforzándonos en continuar, pero
una mirada al reloj hace saltar la alarma.
Hablo con Juan, es tarde. Son ya las 11:50 horas, y mi
altímetro indica una altura de 2500 metros. Eso es una mala noticia. Nos falta
la mitad de la ascensión, y esa tarde, son casi las 12:00 horas.
Dejamos que nos alcance Roberto, que había parado un momento
a abrigarse. Hablamos con él, le indicamos nuestros recelos y está totalmente
de acuerdo. Tenemos que hablarlo todos.
Llamamos a Álvaro por la radio. Anda unos metros más arriba,
a la vista, luchando con la nieve.
Le pedimos que pare, que tenemos que hablar. Hay que decidir
qué hacemos. Hay que tomar una decisión importante. Esperamos a José Luis, que
viene un poco más a la derecha.
Continuar o darnos la vuelta.
Plantemos la situación. Horario, altitud alcanzada, estado
de la nieve, climatología (empeorando en la cima).
Y, como no, tomamos la decisión más adecuada. Nos volvemos.
Cuesta tomar esta decisión, pero sopesando todos los
condicionantes, es la decisión acertada. Debemos estar orgullosos de ello. Yo
lo estoy.
Comienza la segunda parte de la montaña, descenderla.
Bajamos poco a poco, la nieve que nos dificultaba la
ascensión, tampoco nos pone fácil su descenso.Va pasando el tiempo y vamos perdiendo altura. Como suele pasar comienzas a darte cuenta de todo lo que has subido.
Llegamos al paso del barranco, que por la mañana nos creo ciertos problemas y que nos hizo ralentizar la ascensión.
Seguimos bajando, ahora ya vemos cual era el camino
correcto, rodeando la elevación que por la mañana ascendimos. Bueno para otra
vez, ya lo sabemos…
Desaparece la nieve, volvemos a estar cerca del bosque, Juan
con buen criterio, nos recuerda que no hemos comido en condiciones.
Después de unas risas, le damos la razón y paramos a comer.
Estamos contentos, a pesar de todo. Solamente estar donde
estamos es un privilegio.
Comemos contemplando lo que nos rodea, todavía nos falta un
trecho por bajar, pero ahora vamos sobrados de tiempo.
Acabamos reanudamos la marcha. Poco a poco, paso a paso
vamos perdiendo metros, hasta llegar de nuevo a Cabaña del Clot, tras un largo
periplo por el bosque.
Desde la cabaña, ya poco que contar, de nuevo a la ancha
pista que nos llevará tras un rato de subidas y bajadas hasta la pasarela, que
tras cruzarla nos deja en las granjas de Biados.
Llegamos al coche, cansado, sin éxito en la ascensión, pero
contentos por regresar todos bien y por el día de montaña que hemos pasado.
Nos cambiamos algo de ropa, de calzado y tiramos hacia
Ainsa.
El cansancio va haciendo mella en algunos en el viaje de
regreso, el sueño nos aborda…
Paramos en el Turmo, las cervezas de fin de ascensión nos
están esperando. Hay que celebrarlo, estamos todos bien y eso es suficiente por
hoy.
Volvemos a Ainsa, ducha ropa limpia y un rato de descanso.
Después sobre las 21:00 horas volvemos a La Buerda, una buena cena en el Turmo
nos está esperando.Hoy la sobremesa es más relajada, no hay prisa. Incluso nos tomamos una copa en la cafetería.
Después a casa, estamos cansados, a descansar…
25 de
Noviembre de 2012.
Son las 10:00 horas. Todos levantados.
Hemos quedado con Pilar en “El Chopo”, para verla.
Almorzaremos allí, ya comida y cuando ella llegue
charlaremos un rato. No la vemos desde el pasado mes de Julio, desde nuestro
fin de semana del Vignemale.
Este fin de semana trabaja, y tiene una franja de tiempo
reducida para llegar desde Monzón, por eso hemos quedado en El Chopo, en vez de
repetir en El Turmo.
Almorzamos bien, no como en nuestra casa Turmo, pero bien.
Cuando ella llega, abrazos, besos y una cordial sobremesa,
charlando de nuestras vidas, de como discurren por esos caminos tan abruptos
que se nos ponen delante.
Sobre las 15:00 horas, nos despedimos, llega el momento de
volver a casa con los nuestros. Carretera y manta, de vuelta a la realidad.
Han pasado otro estupendo fin de semana de montaña y amigos.
¿Qué más se puede pedir?.
Quizá el próximo tengamos cima…
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