Dicen que es de bien nacido ser agradecido, o que lo prometido es deuda,
incluso tambien se dice que quien madruga Dios lapolla, o quizás no era así,
bueno, ciertamente da igual, nada importa cuando aparece en tu vida una persona
con un brillo especial.
No lo tuviste facil en tu infancia, tomaste decisiones maduras en un cuerpo de niño,
quizás eso marcó tu fuerte personalidad, creciste pronto, y no hablo de altura
pequeño gran hombre.
Hay soldados que ganan batallas, pero tu de un salto ganaste la guerra. Te volvieron
a golpear, tu amigo se fué, nadie dijo que la vida fuera justa, pero como bien nos
recordaste aquella tarde en la cima del Garmo Negro; "Perdí a un amigo pero os he ganado
a todos vosotros"
Alguien dijo que los hombres no lloran, pero tu eres uno de esos pocos hombres valientes
que demuestran sus sentimientos sin necesidad de esconderse tras una máscara de hierro.
Derrochas entusiasmo, no se te pone nada por delante, terco como una mula, sensible,
alegre, divertido, es un privilegio pertenecer a ese pequeño grupo de personas a los que tú
cosideras verdaderos amigos.
Y sobretodo es un orgullo compartir contigo esos momentos inólvidables
en la montaña, cuando nos falta el oxígeno, cuando las pulsaciones llegan a mil,
cuando las piernas no quieres seguir, siempre aparece una sonrisa tuya y una palabra de aliento.
¡QUE GRANDE QUE ERES PEQUEÑO SALTAMONTES!
Solo te pido una última cosa, no cambies nunca, en este mundo de cobardes e hípócritas,
un hombre íntegro y puro como tú, nos ayuda a alcanzar los retos del dia a dia en nuestras vidas.
GRACIAS AMIGO ROBERTO.
Una segunda juventud. Una segunda oportunidad para seguir disfrutando de una de las cosas que más nos llena en la vida, la montaña. (año VI)
Ahora ON LINE
viernes, 31 de agosto de 2012
lunes, 13 de agosto de 2012
INVERNAL GARMO NEGRO 2012. The Movie
Ciertamente con retraso.
Pero este verano me he animado a montar los videos de José Luis.
Todo su trabajo se merecia tener un fruto.
Enlace directo a Youtube PRIMERA PARTE
Enlace directo Youtube SEGUNDA PARTE
Enlace directo YouTube TERCERA PARTE
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Isidro+
sábado, 11 de agosto de 2012
NUEVA PÁGINA EN NUESTRO BLOG. Vídeos de las ascensiones
A partir de este momento, nuestro Blog cuenta con una página más.
Dedicada a los vídeos filmados en nuestras salidas a la montaña.
Como el resto de páginas, su acceso está en las solapas superiores de acceso a páginas.
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Isidro+
MONCAYO INTEGRAL 2012. Presentación fotografías
Os dejo una presentación con las fotografías que se hicieron en la ascensión de este verano, el 10 de Junio, al Moncayo.
Ascensión integral desde el campamento juvenil Fernando el Católico.
1300 metros de desnivel positivo y negativo, que nos sirvieron muy bien como entrenamiento para la posterior ascensión al Vignemale.
Además esta ascensión, como ya os conté en su crónica, sirvió para el estreno en nuestro grupo de montaña de Juan Ruiz.
Qué futuro tan prometedor en la montaña tiene este hombre!
:
Enlace directo a Youtube
http://youtu.be/GlGJMAmm1tw
Sl2
Isidro+
Martín Campoy. Mega Avalanche. BTT
Os dejo un nuevo video de Martín Campoy.
Excelente edición y calidad de la filmación.
Las imágenes en sí, bestiales.
Para mi que todas esas cosas que hacen con las bicicletas, son mentira ....
Sandman in Alpe d'Huez. Mega Avalanche 2012 from Martín Campoy on Vimeo.
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Isidro+
martes, 7 de agosto de 2012
VIGNEMALE JULIO 2012. THE MOVIE
Gracias José Luis.
Nos dedicas gran parte de tu tiempo, gran parte de tu esfuerzo.
Nosotros y los nuestros, familia y amigos disfrutan con tus imágenes.
Espero que a ti y a todos os gusten estos montajes.
Para tí José.
ENLACE YouTube PRIMERA PARTE
ENLACE YouTube SEGUNDA PARTE
ENLACE YouTube TERCERA PARTE
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Isidro+
lunes, 6 de agosto de 2012
El C.A.S. (Club Atlético Sobrarbe) reconoce nuestro esfuerzo en el Vignemale
Nuestro club, el C.A.S., en su página Web, hace referencia a nuestra ascensión al Vignemale del pásado mes de Julio.
Para ver el artículo completo:
http://www.clubcas.com/noticias-cas/14-de-julio-2012 ascension-al-pico-comachibosa-vigne
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Isidro+
CRONICA DE LA ASCENSIÓN AL VIGNEMALE, Pique Longue de 3298 metros. JULIO 2012
<< Vale que al pan, le llamen pain.
Vale que al vino, le llamen vin.
Pero que al queso, le llamen fromage, eso no, eso si que no… >>
Día previo, 13 de
Julio de 2012
Por fin son las 09:30 horas.
Muchos días esperando que llegara este momento, y aquí está,
ha llegado.
Después de que Daniel me recoja, junto a Nacho en el Bar “Las
Palmeras” del Barrio de Las Fuentes, nos dirigimos al Bar “El Barrio”, frente
al Centro de Salud Fuentes Norte. Allí
hemos quedado con el resto del grupo, con Roberto, con Juan Carlos, con Álvaro
y con José Luis, el pobre debe estar muerto de sueño, sale de currar de noche y
espera aprovechar el viaje en coche para dormir un poco.
Llegamos al Bar El Barrio y vemos a Roberto y a José Luis,
esperando, alegres con cara de satisfacción por lo que se nos viene encima,
incluso José Luis, con los ojillos rojos de sueño.
Juan Carlos y Álvaro todavía no han llegado, así que nos
metemos en un bar cercano y nos tomamos un cafecito, para ir controlando la
adrenalina.
Al final, llegan Álvaro y Juan Carlos.
Terminamos los cafés y partimos hacia nuestro destino, el
Valle de Ossoue, junto a Gavarnie, punto de pernocta y partida hacia nuestro
reto estival, el Vignemale, concretamente su Pique Longue de 3298 metros.
Son ya las 09:45 horas y a partir de aquí, coche, coche y
más coche.
Llegamos a Sallent de Gállego sobre las 12:00, compramos pan
para la cena y el día del ataque y después tras pensarlo durante mucho tiempo,
como dos minutos más o menos, decidimos almorzar (comer) para no tener que ir
por Francia buscando un sitio.
Sabía decisión, encontramos, mejor dicho, nos recomiendan en
la panadería el Bar Willy, donde nos metemos entre pecho y espalda un almuerzo
suculento.
Lo cierto, es que lo que más apetece después de esto es una
siesta, no meterte las tres horas de coche que en un principio tenemos hasta
llegar a nuestro destino.
Tan cerca geográficamente y tan lejos en la realidad, así que debemos dar una vuelta de muchos
kilómetros para llegar hasta Gavarnie.
Atrás dejamos Formigal. Algo extraña su imagen sin nieve, pero es lo
que tiene el verano.
Entramos en territorio Francés por El Portalet, y lo primero
que se nos viene a la cabeza es “lo verde que es el Pirineo francés”. Se aprecia la diferencia con nuestro Pirineo,
evidentemente, el ser cara norte tiene que servir de algo.
Vamos recorriendo los valles franceses, poco a poco, disfrutando
de las vistas. Alguna parada obligada,
para aclarar la ruta y estirar las piernas. Daniel al quite comparte con
nosotros sus inquietudes: “aquí ya no venden queso, a partir de aquí venden
fromage”.
Llegamos como no al Col D'aubisque, famoso por las gestas
vividas allí en las rutas del Tur de Francia. Parada obligada y fotos.
Continuamos, bonitos pueblos franceses nos van recibiendo y
despidiendo. Como dicen nuestros
compañeros de viaje, es impresionante ver lo “ordenados” que están. Todo bien colocado, todo limpio, idílico, una
pasada.
Al final, llegamos al Valle de Gavarnie, y el premio que
recibimos al contemplar su circo es lo mejor que nos ha podido pasar en el día.
Hemos visto lugares preciosos en el Pirineo, pero
sinceramente, este sitio, el circo de Gavarnie, merece un capítulo especial.
Aprovechamos, tal como teníamos previsto, para darnos una
vuelta por Gavarnie, y como no acercarnos a su cascada, la caída de agua natural
de mayor altura en Europa.
Cervecitas, para confraternizar un poco con los lugareños,
cosa que realmente tenemos pocas ganas de hacer. Nada más presentirnos, el dueño de este bar
tan bonito nos ofrece “cañas”. Al final
el turismo es el turismo, y aquí nosotros somos los guiris…
Damos un “paseo” hasta la cascada, como muy bien nos ha
informado Nacho, no es más que un paseico de 15 minutos (taco). Parece mentira que no conozcamos ya a Nacho,
os recuerdo que cuando en la EGB, en su clase explicaron la medida del
tiempo, estaba con gripe en casa…
Llegamos a la cascada, y el marco es incomparable, una
pasada. Podrías pegarte horas solamente
mirando este paisaje. Posiblemente cada
vez que volvieras a mirarlo encontrarías algo diferente, que la vez anterior no
habías visto.
Se nos va echando el tiempo encima, volvemos hacia el coche,
son las 19:00 horas y Gavarnie comienza a tomar esa imagen de pueblo europeo,
esto es, sus calles se vacían de humanos. La gente por estos lares, cena tempranito,
para después aprovechar, no se en qué, pero para aprovechar.
Cargamos nuestras reservas de agua para la cena y para la
ascensión de mañana. Suponemos que mañana en el ascenso, podremos coger agua,
pero por si acaso cargamos las garrafas de Dani y las botellas y cantimploras
de los demás.
Al final marchamos hacia nuestro primer objetivo, el valle
de Ossoue, hacia su embalse, en el centro del valle aproximadamente. Allí acamparemos esta noche.
Llegamos ya sobre las 20:00 horas, el cielo se va cargando
cada vez más de nubes, nada diferente a la previsión que traíamos, pero no deja
de ser un poco desalentador. Mañana la previsión no es del todo mala, pero que
coño, tampoco es del todo buena.
Montamos las tiendas, hacemos un pequeño reducto entre los
dos coches y nuestras tiendas, donde refugiarnos, cenar y pasar la noche.
Tenemos la agradable visita de uno de nuestros compañeros
franceses de campamento. Nos trae vino!, nos está invitando a vino, un vino
dulce y gasificado, que ciertamente no está malo.
Nosotros les ofrecemos de nuestra bota, pero para no perder
la costumbre, no aceptan la invitación ¿?.
Preparamos la cena. Hornillos preparados, cocineros listos, cena
ya.
La verdad es que la cena es todo un éxito. Salchichas, tortilla de patata y como colofón
unas albóndigas con arroz, que no se las salta un gitano. Todo ello regado con
un crianza del somontano y una cristalina y fresquita agua del pirineo francés.
De postre, tarta de queso, y un trago, corto pero
reconciliador, unos de Marie Brizart y otros de Cutty Shark, a palo seco, como
los hombres.
La noche ya se va cerrando, las nubes están agarrándose a
nuestro objetivo, el Pique Longue, allá arriba en el macizo del Vignemale. De nuevo me entran las dudas, pero mañana
tendremos la respuesta a esta incógnita.
Antes de dormir, todavía nos queda un importante trabajo,
preparar las mochilas de ataque.
Mañana vamos a madrugar mucho, y es mejor adelantar los
trabajos y dejarlo todo preparado.
Pasamos unos minutos cada uno concentrado en su material,
pensando en lo necesario y lo no necesario, unos minutos de soledad y de íntima
concentración. Siempre buscando el mínimo
peso, pero sin olvidar nada necesario.
Con todo preparado, queda tiempo para dar un paseo hacia el
embalse, desde que hemos llegado no hemos tenido ocasión de visitarlo. Nos
acercamos y la vista, aunque nocturna es muy bonita. El reflejo de las laderas cercanas sobre el
agua del embalse le da un toque mágico.
Volvemos ya hacia las tiendas, son sobre las 22:00 horas y
mañana nuestros despertadores nos van a venir a llamar a las 05:30 horas.
Parece un tiempo más que suficiente para descansar antes de la batalla ...
Nos metemos en el saco, el sueño tarda en llegar, a unos más
que a otros, pues los sonidos de las tiendas se van entremezclando, en unas
respiraciones de seres dormidos, en otras risas y cuchicheos, en otras los
sonidos de la imaginación surcando nuestra cabeza, imaginando, de forma totalmente
parcial el día de mañana.
Mis últimos pensamientos conscientes están en la cima, y
también por desgracia en el chubasquero que he olvidado en Zaragoza, mierda!
(al final, Daniel, en su furgoneta mágica encuentra uno para mi.)
Dormimos. Unos
descansan, otros roncan, otros sufren, otros … de todo en la viña del señor.
Día de la Ascensión,
14 de Julio de 2012
Nuestros compañeros franceses de campamento, se han
levantado sobre las 03:00 horas de la mañana, a la postre ya no los vamos a
ver. Suponemos que su objetivo es también el Vignemale.
¡SON LAS 05:30 HORAS, SON LAS 05:30 HORAS !
La melodiosa voz de Juan Carlos, nos informa amigablemente
de que ya ha llegado la hora de ponernos de nuevo en movimiento.
Empieza el movimiento fuera de las tiendas, muchos murmullos
que no acabo de entender, pero que me empiezan a poner en guardia sobre la
meteorología que nos vamos a encontrar.
Nacho enciende la linterna dentro de nuestra tienda, yo hago
lo mismo, para comenzar a vestirnos. La
primera señal de alarma es que la tienda tiene manchas de humedad por la parte
de dentro. Incluso me da la impresión de
que el saco de dormir está un poco húmedo también.
Bueno, bueno, primer momento de valentía (por llamarlo de
alguna forma), abrimos las cremalleras de la tienda, y … por que no decirlo, a
mi se me cae el alma a los pies.
La imagen es … como definirla, una mierda!
Niebla cerrada, tremendamente cerrada. La humedad que está arrojando la niebla ha
hecho, y esta haciendo que todo esté empapado ahí fuera. Tiendas, coches, hierba, todo, empapado.
Mi primer sentimiento es de frustración y de desolación.
Terminamos de vestirnos y salimos fuera, abrigados,
protegidos frente a la humedad y el frio de la madrugada.
No se ve nada alrededor. El Vignemale, con todo su macizo ha
desaparecido.
Los primeros comentarios son dispares, unos opinan esperar
un poco, por ver si levanta la niebla, otros, prefieren desayunar y salir ya
hacia arriba, con la esperanza de que despeje la niebla por el camino y podamos
ver el sol … y nuestro objetivo.
Al final, todos de acuerdo, puede que la opinión de Daniel,
con su larga experiencia en montaña nos haya convencido a todos. Lo cierto es que pasados unos minutos, solo un
objetivo queda latente, desayunamos, y para arriba.
Calentamos la leche en los hornillos, este viaje hemos
venido con tres. La perspectiva de que
todo el material lo podíamos traer en los coches ayuda mucho para traer
materiales que nos faciliten las cosas. Hemos vuelto a coger el de Nacho y el mio, más
el que lleva Dani en la furgoneta mágica.
Desayunamos, ciertamente muy bien. Leche con café soluble y las tortas del
BonArea, que ¡qué buenas están, coño!. Yo me meto un platanico también, mis problemas
con los calambres, en anteriores ascensiones siempre están latentes en mi
cabeza. Esta vez estoy mejor
físicamente, pero ahí andan mis dudas …
Tontín, tonteando se nos hacen las 06:30 horas, y por fin
llega el momento de partir.
Zarpamos hacia nuestro puerto de
destino.
La intensidad de la batalla cercana,
confunde nuestros sentimientos.
Meteoro de momento sigue enfadado
con nosotros.
Tú nos vigilas a través de la
niebla, dudando si dejarnos llegar hasta ti.
Aún no lo sabes, nosotros tampoco,
pero el destino ya está decidido, solo hace falta escribirlo.
Por fin ha llegado el momento, comenzamos la marcha,
pausadamente, mezclados con la niebla, uno detrás de otro.
Vamos acompañando las orillas del embalse, que de momento no
se deja ver. La belleza que esconde, que
ayer por la noche nos dejó entrever, está velada ahora para nosotros.
Llegamos al puente que atraviesa el rio que nutre el
embalse. Bonito puente, estos franceses
hacen bien las cosas.
Pasado el puente, el sendero comienza a ganar altura,
incrementando sus rampas. Vamos
subiendo, sin apenas visibilidad, solamente los compañeros de delante y los de
detrás, apenas podemos ver el paisaje
que nos rodea, que por momentos nos deja imaginar su belleza.
Torrentes, cascadas y pozas en el camino del río que
atraviesa la cabecera del valle de Ossoue, procedente del inmenso glaciar que
nos espera más arriba.
Subimos, subimos, la frescura de la mañana, más bien su
humedad hace que el camino se haga un poco más llevadero si cabe.
Como después comentaríamos, quizás la niebla, más que
molestar no haya hecho un favor.
La senda sigue ganando altura, aunque a veces desciende
durante unas decenas de metros. Es una
idea que siempre me martillea la cabeza, ¡para
qué coño bajamos, si no sirve de ná, si estamos subiendo, pues leches, no bajes
…!
Pero así son las cosas, no tenemos control sobre la
meteorología, ni sobre los senderos, ni sobre el estado de la nieve, ni sobre
nada. A veces ni siquiera sobre nuestro
cuerpo.
Atravesamos un nevero. La nieve está en buenas condiciones pues es
prontito por la mañana y todavía está dura para pasarlo. Lo que ya va dejando
entrever es su final anunciado. Se
aprecia como por debajo un gran hueco se está haciendo fuerte, llevándolo a su
final día a día.
Continuamos, y poco a poco parece que la niebla va siendo
menos espesa. Podemos ver unos pocos
metros más alrededor de nosotros. Esperemos que esto sea la tónica a partir de
ahora y despeje del todo.
Son ya las 08:30 horas y comenzamos a ver el sol.
Es un momento feliz, esto tiene toda la pinta de mejorar,
tenemos esperanzas fundadas de que arriba va a estar despejado.
Poco a poco el calorcito del sol va calentando nuestros
huesos, estamos mojados de arriba abajo por la jodida niebla.
Hacemos una parada y aprovechamos para quitarnos ropa de
abrigo y ponernos algo más cómodo y seco.
Algo de picar al cuerpo, nos hidratamos (echamos un trago),
fotografías de las vistas que han aparecido por fin.
Las imágenes son espectaculares. Se aprecia parte de la subida que hemos
realizado, con todo el mar de nubes a mitad de altura, el cual hemos dejado
hace bien poco.
Y cómo no, las vistas
sobre el circo de Gavarnie, con la Brecha de Roland como protagonista
principal. Majestuoso.
Pin, pan, pin, pan,
seguimos para arriba. Pasamos por el cruce de sendas que se dirige hacia el
refugio de Bayselance.
Este refugio es muy frecuentado. Mucha gente divide el ascenso en dos jornadas,
una hasta el refugio y otra hacia la cima. Es una muy buena opción para hacer
una ascensión masiva de “tresmiles”, ya que permite ponerte sobre el glaciar de
Ossoue muy pronto por la mañana y hacer varias cimas.
Continúa nuestra ascensión y pasamos por las grutas que hace
muchos años mandó construir el Conde Henry Russell, como refugio y mirador de
la zona, en sus ascensiones al macizo del Vignemale.
Actualmente estas grutas se usan como vivacs en las
ascensiones. No están en unas
condiciones ideales, pero pueden servir de refugio en caso de necesidad, o como
opción para pasar la noche en altura, fuera del refugio.
Alcanzamos el límite del Glaciar.
Los primeros neveros, con continuidad entre ellos, que nos
van a conducir hacia el plató del glaciar de Ossoue.
Parada obligatoria, para colocarnos el material de nieve,
crampones y piolets entran a partir de ahora en juego.
La nieve está en unas condiciones muy buenas. Blanda lo justo, para poder avanzar por ella
sin que se te hundan las piernas, ni tan dura como para tener que ir clavando
los crampones a golpe de cuádriceps.
Empezamos la ascensión en su segunda parte, rampas de nieve,
cerradas a veces en estrechos corredores y abiertas otras en amplias palas.
Un pie detrás de otro, un pie detrás de otro.
Yo no lo puedo evitar, en mi cabeza aparece el miedo a los
calambres. Estoy bien, pero
instintivamente llevo ya un rato regulando el esfuerzo, necesito no alcanzar el
límite y tener que pararme.
Nos vamos estirando, cada uno a su ritmo, cada uno regulando
sus fuerzas y sus músculos, cada uno con sus sentimientos, todos con el mismo
objetivo.
Entre las 10 y las 10:30 horas alcanzamos el plató principal
del glaciar. Algunos ya han llegado,
otros acabamos de llegar. Se hace
necesario abrigarse. El viento en esta
zona es fuerte y hace que la sensación térmica descienda.
Meteoro se está portando, el día a esta altura ha cambiado por
completo. El cielo está azul y
totalmente despejado. Rachas de viento
nos mantienen alerta ante cualquier cambio repentino, pero también, en apariencia,
frenan la subida de las nubes desde el fondo del valle.
Las imágenes son difíciles de transmitir, el fondo del valle
blanco por las nubes. Nubes en constante
movimiento, avanzando y retirándose, amenazantes, pero dándonos confianza. ¡No nos van a alcanzar!. El plató principal del glaciar, inmenso. Blanco e inmenso, rodeado por picos de más de
tres mil metros.
Precioso . Hemos conocido con anterioridad otros glaciares
del Pirineo, el de Monte Perdido, el del Aneto, pero éste tiene algo especial.
Quizás sea esa apariencia de patio de colegio, con todos los
chiquillos rodeándolo, altivos y presentes.
Cruzar el glaciar no ofrece dificultad, simplemente tiempo. Paso a paso, cantidad de cordadas van
atravesando el blanco patio. Muchos
españoles entre los montañeros allí congregados.
Al final se alcanza la base de nuestro objetivo . El Pique
Longue, de 3298 metros, el más majestuoso entre los reyes presentes, el más
alto entre los gigantes, el más hermoso entre los más bellos.
Para conseguir nuestro objetivo nos queda un último esfuerzo
a realizar. Quedan unos 100 metros de
desnivel, los cuales hay que superar trepando por roca.
Aquí, el camino ya no tiene un sendero fijado. Cada grupo, cada persona elige la parte de la
montaña que mejor le parece.
Nosotros como no, hacemos lo mismo. Unos más a la derecha, otros por el centro y
otros por la izquierda.
Debemos estar muy atentos, ya que algunas zonas tienen mucha piedra suelta, que se desprende con suma
facilidad, pudiendo provocar un accidente al impactar en su caída con alguno de
nosotros.
Pero poco a poco vamos ganando altura, alcanzando la última
cresta cimera que nos va a conducir hasta nuestro sueño, el pilón de la cima
del Vignemale.
Aproximadamente a las 11:45 horas, todos estamos en la cima.
Gracias señora, nos has dado la
oportunidad y te hemos tomado.
Nos has dado la oportunidad y te
hemos conocido.Nos has dado la oportunidad y te recordaremos por siempre.
Arriba las vistas son espectaculares.
Pirineo francés y Pirineo aragonés se unen en fronteras
invisibles, que solo se delatan por las nubes. Así es, el efecto es curiosísimo, más el poder
verlo, ya que siempre hemos conocido este hecho, pero verlo es muy
sorprendente. El Pirineo francés con un
mar de nubes que solamente nos permite ver las altas cumbres. El Pirineo español, despejado.
Siguiendo el límite de las nubes, prácticamente podríamos
dibujar la frontera franco-española, el norte del sur, del verde y húmedo del
árido y soleado.
Increíble, el tiempo meteorológico en la cima es raramente
buenísimo. No hay viento, buena
temperatura, soleado, apetece estar allí por siempre.
Pasamos un buen rato, haciendo las fotos de rigor, fotos de
grupo, individuales, los chicos de Cerler Global Electronics (Nacho, Dani y
servidor), panorámicas del paisaje, y de todo, todo, todo. ¡Qué bonito, Dios …!
Como dijo … no sé, no
me acuerdo ahora (está en la parte de abajo del Blog), la cima no es sino la
mitad de una ascensión. El final de una
cima está abajo, en el campamento.
Con lo cual ahora toda descender. Empieza una nueva parte, diferente, ni mejor
ni peor, simplemente distinta, otros músculos, otra motivación, otras fuerzas.
Con mucho cuidado vamos descendiendo la pirámide final del
Pique Longue, a veces de pie, a veces de cara, a veces de espaldas, algunas
veces de culo.
Despacio, con calma, con seguridad. Cuidando con las piedras sueltas, hay otros
montañeros ascendiendo y no queremos provocar un accidente.
Llegamos a la base de la pirámide.
Volvemos a vestirnos de montañeros de las nieves …
Unos deciden colocarse de nuevo los crampones, otros
sopesando el estado de la nieve en el plató principal del glaciar, decidimos
bajar con la bota limpia.
Y allá vamos,
descendiendo por el inmenso glaciar, volviendo a degustar las imágenes que nos
rodean, las grietas en las rocas, la niebla intentando sobrepasar alguna de
ellas, retirándose segundos después como absorbida por un poder oculto.
La blancura de la nieve, la rugosidad del hielo, en zonas no
transitadas por los humanos, los reyes de tres mil metros que nos rodean y nos
despiden en silencio.
Mañana nos habrás olvidado.
Quizás algún día volvamos sobre tu pecho blanco, entonces nos sonreirás familiarmente.
Llegamos al final del plató principal, comienzan las rampas,
ahora descendentes, y bajar sin crampones se hace más difícil, hasta ahora no
los habíamos echado en falta, pero llegado este momento la mayoría del grupo se
los coloca.
Algunos cabezones (como yo), continúan sin ellos, a la larga
nos va a costar más de un resbalón. Nada
peligroso, nada preocupante, a no ser por tener que llevar los pantalones
mojados un rato, y a un precioso trenecito que Juan Carlos y yo hacemos, pena
que no hubiera nadie cerca para inmortalizarlo …
El descenso de la zona de nieve se hace más largo que cuando
lo subimos. No sé si porque la emoción
de la subida enmascara el esfuerzo y el tiempo o por qué, pero parece que nunca
vaya a terminar la nieve.
Descendiendo volvemos a meternos en la niebla. Todo ese mar de nubes que tan bonito se veía
desde la cima, vuelve ahora a ser nuestra cubierta fantasmal.
Pero como no, en un momento u otro deberá terminar la rampa
nevada, y lo hace.
Fin del trayecto helado, paramos de nuevo, para reponer un
poco las fuerzas, los músculos están ya cansados y necesitan recuperación. Nos hidratamos y comemos algo. Nos quitamos todo el material de nieve,
guardamos crampones y piolets y nos preparamos para el descenso por sendas,
tierra y rocas.
Ahora el descenso se hace largo, tedioso, pesado e
inacabable.
Mucho tiempo bajando, las rodillas se van cargando, los
músculos propios del descenso comienzan a doler.
Llega un momento en que parece que las piernas y la cabeza
pertenezcan a mundos distintos. La cabeza ordena, o eso cree. Las piernas hacen lo que consideran conveniente
en cada momento . Eso genera situaciones muy curiosas y graciosas, menos cuando
te caes o se produce algún estiramiento inoportuno de algún músculo.
Al final, haciendo un símil informático, son dos tareas
distintas, con un único interface de unión, para parar y para continuar. Cada una ejecuta su funcionamiento de forma
aislada, buscando el fin último, llegar al campamento.
Pasan las horas, y poco a poco nos vamos acercando al final,
vamos perdiendo altura (menos en esas jodidas bajaditas de la ascensión, que
ahora nos obligan a subir de nuevo), nos cruzamos con muchos montañeros que
están subiendo ahora. Supongo que su destino es el refugio del Bayselance,
porque para la cima es ya un poco tarde.
Entre la niebla comienza a vislumbrarse un ítem muy
importante de cara a la finalización de la ascensión. Comienza a verse el puente, el puente que
atraviesa el rio de la cabecera del embalse.
Allí volvemos a reagruparnos, José como no, aprovecha para
tomarnos unos planos con su cámara, quedarán preciosos en los vídeos.
Ya no queda nada, Dios mio, estamos ya llegando, uno o dos
kilómetros en llano nos separan de nuestro objetivo final, nuestros coches.
Le comento a Álvaro que en esos momentos estoy saturado de
montaña, como no. Pero estamos de
acuerdo, dentro de unos días en nuestra cabeza volverá a aparecer un nuevo
objetivo.
Avanzamos cansados, pero felices y muy satisfechos. Hemos conseguido el objetivo que buscábamos,
la cima, y por supuesto, hemos vuelto todos en perfectas condiciones.
Llegamos a los coches.
Una explosión de felicidad, ya está hecho, a partir de ahora
ya todo va a ser disfrutar. El esfuerzo
ha valido la pena y ya solo queda dejarnos llevar, disfrutarlo, sentirlo y
soñar.
Botas fuera, ropa sudada fuera, nos cambiamos un poco para
afrontar el viaje que ahora nos espera hasta Ainsa.
Merendamos un poco de picoteo sobre la hierba. Algunos estamos tan cansados, que no tenemos
siquiera hambre, pero hay que hacer un esfuerzo aquí también y alimentarse.
Recogemos “el garito”, cargamos los coches y partimos.
En un principio la idea es parar a tomar unas cervecicas de camino, para celebrar la cima (e ir al baño …).
Cuando llegamos Gavarnie, quedamos en parar en Luz Saint
Sauvert, pero cuando llegamos, está todo petado de gente, es sábado y el pueblo
está con mucho movimiento. Esto se
traduce en que no encontramos sitio para aparcar ¿?. Continuamos, destino al
túnel de Bielsa, puesto fronterizo que nos devolverá a España.
Atravesamos un nuevo pueblo y en este si se puede aparcar,
con lo cual paramos. Entramos en un
garitillo a tomar unas cervezas. Lo más
parecido a las jarras que tiene son los vasos de pinta, con lo que pedimos
siete.
Charlamos, ya relajados, recordando los hechos acaecidos
durante el día. ¡Qué bonito es recordar cuando se ha conseguido lo que se
perseguía!.
Nos acabamos las cervezas y rumbo a España, todavía tenemos
un largo trayecto hasta llegar a la frontera, y después llegar hasta nuestro
lugar de destino, Ainsa.
El viaje sin mucho más que contar, bajo las nubes casi todo
el tiempo, aquel magnífico mar de nubes que se divisaba desde la cima del
Vignemale. Al final sobre las 22:00
horas llegamos a la boca norte del túnel de Bielsa – Aragounet. Los diez minuticos de rigor, esperando que nos
toque pasar, esperando el verde del semáforo.
Son las diez de la noche, cielo despejado, estrellado, y
aquí vuelven a vender queso.
Estamos en España, estamos en casa.
Todavía nos faltan unos kilómetros, y ya es tarde, con lo
cual decidimos ir directamente a cenar, sin pasar por “baño y masaje”.
Vamos al restaurante”El Turmo”, en La Buerda. Es ya como un santuario gastronómico para
nosotros. Se come, se cena, se almuerza
de vicio. Uno de los camareros, con el
cual coincidimos cada vez que venimos, sonríe al vernos. Espero, que
porque nos recuerda, no por las pintas que llevamos, que hoy realmente
no son muy extremas.
La cena como siempre, maravillosa. Ensaladas de bacalao, guiso de habitas, salmón
al champán, carrilleras de ternera, entrecots, …
Para recordar, y lo hacemos.
Nacho y Dani marchan hacia Laspuña, ellos pasarán allí la
noche, el resto continuamos hacia Ainsa, campamento base posterior, ya desde
hace unas cuantas salidas.
Cansancio, sueño, buenas noches …
El día después, 15 de
Julio de 2012
Despertamos poco a poco de la resaca montañera, y
gastronómica del día anterior.
Son las 9:00 horas y ya vamos moviendo por casa.
Duchas, preparativos, hoy de nuevo vamos a visitar a
nuestros amigos de “El Turmo”, para meternos entre pecho y espalda un almuerzo
– comida.
Hemos quedado allí sobre las 11:30 horas con Dani y Nacho, y
también, como no con “nuestra Pilar”.
Nos propuso ir a pasar el días al Salinar de Naval, almorzar
allí y darnos unos baños en sus pozas de agua salada. Pero el tiempo se nos echa encima y algunos
tienen expectativas de llegar a una hora prudencial a Zaragoza.
Llegamos pronto, y nos damos un paseo por La Buerda, visitando su plaza y alguna de sus calles. Es un pueblo muy bonito, quizás desconocido para muchos. Es mucho más que las casas adyacentes a la carretera nacional.
Sobre
las 11:45 horas, llegan Nacho y Dani. Pilar tienen que estar a punto de llegar por
lo que nos dirigimos a El Turmo para que nos vayan poniendo la mesa.
El
almuerzo, sin comentarios . Muchas comidas no tienen su nivel.
Huevos,
patatas, longanizas, lomo, bacon, ensaladas, vino, gaseosa, y felicidad.
Después de esto, poco más que contar, kilómetros hasta
Zaragoza unos y hacia Monzón nuestra Pilar.
La salida ha sido un éxito en todos los sentidos. La recordaremos durante mucho tiempo. Mucho.
Gracias a todos y cada uno de los integrantes de esta
ascensión.
<< Han pasado ya unos cuantos
días desde esta ascensión, y yo he vuelto a ver montañas en mis sueños. Pronto estaremos preparando nuestro nuevo
objetivo de otoño … >>
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